JOSEP MARIA

Josep Maria Gatell: «Una infección de sida empieza como una gripe»
Atiende desde 1986 a los infectados por el VIH que llegan al Hospital Clínic y forma parte de Hivacat, organismo que investiga en busca de la primera vacuna antisida.

Josep Maria Gatell. Foto: RICARD CUGAT
Josep Maria Gatell. Foto: RICARD CUGAT

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ÀNGELS GALLARDO

El sida es un cúmulo de unas 30 infecciones y tumores, tantos como es posible adquirir si el sistema inmunológico no funciona. Cuando el virus que lo causa, el VIH, apareció en España, Josep Maria Gatell (Brafim, Tarragona, 1951) volvía de una estancia en el Hospital General de Massachusetts (Boston, EEUU), donde había visto enfermos de sida. Su carrera profesional ha avanzado en paralelo a la evolución del VIH. Se lo recuerdan cada 1 de diciembre, Día del Sida.

–¿Es lógico que el sida ya no inspire temor o respeto?
–No. No es lógico, pero es humano. Las personas hacemos muchas cosas que no son lógicas. Infectarse por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) sigue siendo un problema grave: deberás tomar tratamiento toda la vida, a diario; el sida sigue siendo una enfermedad estigmatizada socialmente y, como puedes transmitir la infección, tal vez no te sea fácil encontrar pareja sexual.

–¿Y es humano no tenerle miedo?
–Las medidas para prevenir el contagio del sida no gustan porque exigen cambiar conductas sexuales. Y eso no gusta. La gente se lo tomó en serio en los años 80, cuando la infección era mortal en el 100% de los casos en apenas cinco años. Desde que aparecieron los tratamientos eficaces –en 1996– muchos han adoptado una actitud errónea y nada justificada: prescinden de las precauciones sexuales que no les gustan.

–Tal cual.
–Es un planteamiento equivocado. Piensan: «No voy a hacer todo eso que aconsejan –usar preservativo, etcétera–; si tengo suerte, no me infectaré, y si me infecto, como los tratamientos van muy bien, ya me tratarán». Es un gran error. La medicación va bien, pero es para toda la vida y no tenemos experiencia con ellos, no sabemos lo que ocurrirá a quien los tome durante 20 o 30 años. Los fármacos más antiguos tienen ahora 12 años. Es más fácil, sin duda, cambiar una conducta sexual que seguir esa terapia toda la vida. Pero el sexo es instintivo y muy básico.

–¿Curar el sida es aún una utopía?
–Es una utopía, y lo será durante bastantes años de investigación futura. Hay muchas enfermedades que no se curan, pero que, si se controlan bien, causan poca mortalidad y permiten llevar una vida aceptable.

–¿Por qué no es posible eliminar el VIH una vez entra en la sangre?
–Porque el virus del sida, al igual que el del herpes o el bacilo de la tuberculosis, introduce su información genética dentro del código genético de la célula que infecta. Mientras haya células vivas en el cuerpo invadido, persistirá. Se nutre de ellas. Usted me preguntará ahora por qué al virus del herpes no hay que tratarlo a diario, toda la vida, y al VIH sí.

–Se lo pregunto.
–El herpes lo tratas dos o tres semanas y los síntomas desaparecen. Aunque el virus que lo causa siga latente en el cuerpo, no rebrotará al dejar de tomar fármacos. El VIH, en cambio, puedes tratarlo durante meses o años pero, si dejas la terapia, una semana después habrá rebrotado y reiniciará la destrucción del sistema inmunológico. No sabemos por qué ocurre esto con el VIH. No lo entendemos. El virus del sida es único, exclusivo y distinto a todos los demás.

–¿Cuál es el perfil de quienes se infectan ahora?
–Una tercera parte son hombres homosexuales; otro 30% son hombres y mujeres heterosexuales y, el resto, personas nacidas fuera de España que se han infectado del VIH aquí. El número de nuevos infectados es prácticamente el mismo cada año.

–¿Siempre la misma cifra?
–Es así en todo el mundo. Onusida, el organismo de Naciones Unidas que controla el sida, hace años que informa de las mismas cifras: se estima que hay 39 millones de infectados en el mundo. ¿Por qué siempre 39 millones? Pues porque cada año mueren tres millones de personas por sida y se infectan tres millones más. Se ha creado un equilibrio dinámico. Mueren aproximadamente la misma cifra de personas que se infectan. Esto demuestra que las medidas de prevención no funcionan.

–¿Qué notarán las personas que se infecten hoy por el VIH?
–Un 30% de los que se infecten no notarán nada, y pasarán cinco o seis años transmitiendo el virus, además de deteriorar su sistema inmunológico. Para el otro 70%, una infección del virus del sida empezará como una gripe y, si van al médico ahora, lo más probable es que les digan que tienen la gripe A. Notarán un poco de fiebre, cansancio, dolor de huesos, erupción cutánea... Ese cuadro, que podría servir para hacer un diagnóstico precoz, suele pasar desapercibido, confundido con otra cosa.

–Es decir, que convendría hacerse el test del VIH con frecuencia.
–Es un tema en discusión. Sabemos que por cada dos personas que conocen su infección, una la desconoce y se diagnosticará tarde. En EEUU, desde el 2006 se ofrece la prueba del sida a todos los que van a un hospital. En Europa, y en España, solo se propone a las embarazadas. Creo que los médicos deberían sugerir el test del VIH a las personas con infecciones repetidas poco explicables. Pero no lo hacen. Eso exigiría sensibilizar a los médicos sobre el sida.