PRIMER REVÉS

Primer revés electoral para Obama
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Primer revés electoral para Obama
Un meditabundo y cabizbajo Barack Obama paseaba ayer por uno de los jardines de la Casa Blanca en el aniversario de su histórica victoria electoral | AP
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PEDRO RODRÍGUEZ | WASHINGTON
No ha sido un plebiscito pero sí una advertencia. Al ganar este martes en las elecciones a gobernador de Virginia y Nueva Jersey, los republicanos han demostrado entre otras cosas que el monopolio del cambio político no pertenece a Barack Obama, que el electorado continua llevando hasta las urnas sus reiteradas frustraciones económicas y que el Partido Demócrata no es capaz de reproducir la energía y entusiasmo de hace un año.
Los triunfos de los republicanos Robert McDonnell en Virginia y de Chris Christie en Nueva Jersey se han materializado a pesar de que el presidente Obama haya prestado a lo largo de la breve pero intensa campaña todo su respaldo y prestigio a los malogrados candidatos de su partido. Con unos márgenes de derrota que confirman el carácter intransferible del carisma electoral de Obama.
La Casa Blanca insistía ayer en que estos resultados en Estados que Obama ganó en el 2008 no deben interpretarse como un voto de castigo a la gestión del gobierno federal. Con insistencia en que se trata de unas elecciones muy puntuales y nada extrapolables a nivel nacional. Para quitar importancia incluso se ha apuntado que el presidente no perdió el tiempo siguiendo la noche electoral por televisión.
A pesar de todos los esfuerzos por minimizar lo ocurrido, a partir de ahora se espera en Washington una cuesta todavía más empinada para la ambiciosa agenda legislativa de la Administración Obama, empezando por la prioritaria y contenciosa reforma sanitaria. Con el propio líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, empezando a cuestionar el objetivo de completar para este año la tramitación parlamentaria del equivalente a unas nuevas reglas del juego para una sexta parte de la economía de Estados Unidos.
Básicamente, el avance de los republicanos ha planteado el mal presagio de un posible descalabro electoral entre los congresistas demócratas más moderados de cara a noviembre de 2010. Con unas previstas elecciones legislativas donde se renovarán todos los 435 escaños de la Cámara Baja, un tercio del Senado, y más de una treintena de puestos de gobernador.
Sarah Palin en Facebook
Los republicanos, pese a las divisiones de su gran debate interno sobre ortodoxia conservadora, no han dejado de celebrar su triunfo de este martes como una especie de resurrección política. Michael Steele, presidente del Comité Nacional Republicano, ha insistido en que el partido ha sido capaz de «encontrar su voz de nuevo», rechazando que el entusiasmo recobrado se limite exclusivamente al sector más conservador y más molesto con Obama.
Con todo, el escaño vacante en la Cámara Baja correspondiente al distrito 23 de Nueva York ha expuesto las consecuencias de la crisis de identidad ideológica de los republicanos. Tras una pública lucha entre los sectores más hacia la derecha y más pragmáticos, el escaño que debería haber quedado en manos de los republicanos ha sido ganado por el candidato demócrata Bill Owens con la derrota del ultraconservador Doug Hoffman, respaldado por figuras como Sarah Palin.
En su nueva encarnación como esperanza del sector más conservador del Partido Republicano, la ex gobernadora de Alaska a través de su frecuentada página en Facebook ha argumentado que «el pulso por el distrito 23 de Nueva York no ha terminado, solamente se ha retrasado hasta el 2010». A su juicio: «Las cuestiones de esta elección siempre se han centrado en la economía, la responsabilidad fiscal, un gobierno pequeño y políticas que estimulen el empleo. Y en el 2010, esos temas serán incluso más cruciales para el electorado».
Su punto de vista se habría visto confirmado por las encuestas a pie de urna realizadas en la conservadora Virginia y en el bastión demócrata de Nueva Jersey. Con más de un 80 % de votantes en ambos Estados declarándose preocupados por la situación económica de Estados Unidos, que según las últimas estadísticas oficiales sufre la paradoja de un retorno al crecimiento pero sin recuperación de puestos de trabajo. Con una tasa de desempleo que ronda el 10 %, especialmente dolorosa en un país con un limitado sistema de prestaciones sociales.
Los votantes con un mayor nivel de frustración económica también han expresado un mayor respaldo hacia candidatos republicanos. Con el agravante de que el bloque de un tercio de votantes independientes -sector que ofreció una ventaja decisiva a Obama en el 2008- ahora parece inclinarse en mayoría hacia el Partido Republicano. Sin que se haya materializado una movilización del voto de minorías raciales y jóvenes a favor de los demócratas.
Nueva York, independiente
La jornada electoral del martes también ha servido para ilustrar el profundo rechazo popular a los matrimonios «gay». Siguiendo la tendencia en todas las consultas realizadas hasta la fecha, los votantes en el progresista Maine se han pronunciado en contra de extender el matrimonio civil a parejas del mismo sexo. Decisión que limita el margen de maniobra de la Casa Blanca a la hora de conciliarse con una minoría que se considera ignorada por el nuevo gobierno a pesar de su fiel respaldo electoral.
Como sorpresa adicional, el multimillonario Michael Bloomberg ha ganado un tercer mandato como alcalde de Nueva York pero con un estrecho margen de victoria de unos 50.000 votos. Las dificultades de este ex republicano reconvertido en candidato independiente han sido vinculadas a su empeño en eliminar la limitación de mandatos que imperaba en la alcaldía de Nueva York. Junto a un obsceno gasto de 85 millones de dólares de su fortuna personal para financiar su campaña.